“La única manera de prevenir el Mal de Río Cuarto es eligiendo híbridos tolerantes”

Este año se detectó una fuerte presencia de la enfermedad en el sur de Córdoba, oeste de Bs. As. y La Pampa. Generó graves daños en muchos lotes de maíz. Hernán Ingrassia, del equipo de Desarrollo de DEKALB, explica en detalle los problemas que genera y sostiene que no hay una manera segura de manejarla. Lo que sí puede hacerse es sembrar híbridos tolerantes, como los de DEKALB, que además tienen un alto potencial de rinde.

Este año, el Mal de Río Cuarto volvió a hacerse presente en los lotes de maíz. “Hemos visto campos con importantes ataques de la enfermedad en el sur de Córdoba, norte de la Pampa y oeste de la provincia de Buenos Aires”, resume Hernán Ingrassia, del equipo de Desarrollo de DEKALB.

El Mal de Río Cuarto es la enfermedad más importante en el cultivo de maíz en la Argentina. Es transmitida por una chicharrita (Delphacodes kuscheli) que pica a la planta. Si ese híbrido no es tolerante, es probable que el impacto sea muy grande y genere una altísima pérdida de rendimiento.

La enfermedad tiene varios grados de daño, en función de cómo afecta a la planta. En el grado 1 se ven enaciones en la hojas, sin afectar el rendimiento. En el grado 2 la planta y las espigas quedan muy pequeñas, mientras que en el grado 3 la planta y las espigas se reducen tanto que tienen un rendimiento cercano a cero.

“Este año, en los híbridos sensibles, llegamos a encontrar hasta 50% de plantas con grados 2 y 3. Lo vimos en Alcira Gigena y Villa Valeria, en Córdoba, así como en Rancul y Trenel, en La Pampa. En maíces tardíos también estamos encontrando presencia en las localidades más afectadas”, describe Ingrassia.

Los efectos de la enfermedad se hacen sentir más severamente cuanto más temprano se presenta en el cultivo. Si aparece cuando la planta todavía no está en V6, y se trata de híbridos no tolerantes, se corre el riesgo de encontrarla con grado 3.

 

El integrante del equipo de Desarrollo de DEKALB agrega que “por las consecuencias negativas tan grandes que puede tener en el cultivo y la imposibilidad de tratamiento, la única forma de manejo efectiva es la elección de híbridos tolerantes, como los que tenemos en nuestro portafolio”.

Y precisa que “se creía que demorar la siembra podía ayudar a prevenir la presencia de la enfermedad, pero, aunque eso podría suceder, también hemos visto plantas de maíz tardío afectadas. Por lo tanto, la siembra diferida no es claramente una solución”.

Hay que tener en cuenta que, luego de la cosecha, las chicharritas permanecen en las gramíneas en invierno, lo cual aumenta el riesgo, sobre todo teniendo en cuenta la creciente presencia de trigo o cultivos de cobertura en los campos argentinos.

Ingrassia explica que no es posible bajar esa cantidad de gramíneas “porque los productores las están sembrando cada vez más, incluso como una alternativa para el manejo de malezas. Por eso, no es necesario que la chicharrita esté en el lote para que lo ataque, sino que puede provenir de otros distantes”.

Como recomendación a seguir, el especialista considera que “en la zona donde siempre hubo presencia de la enfermedad y hoy tiene una creciente proporción de gramíneas en el invierno, no se deberían correr riesgos sembrando híbridos que no sean tolerantes”.

En ese sentido, DEKALB ofrece a los productores “un portafolio de híbridos de tolerancia probada contra la enfermedad y, además, con muy altos potenciales de rendimiento y tolerancias a otras enfermedades”, detalló.

Ante el peligro de una enfermedad tan destructiva para el maíz, para la próxima campaña habrá que ir pensando las cosas con tiempo, y con buena información.

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