La mejor alternativa para los híbridos

Quienes sembraron los maíces más cortos de la marca en fechas tempranas pueden cosechar antes del inicio de la trilla de soja. Así evitarán problemas logísticos, que se pueden agravar en años lluviosos como este. Además, tendrán más y mejores alternativas comerciales. Juan Cruz Wallace, gerente de Maíz de DEKALB, analiza el tema a fondo y brinda interesantes consejos.

 

Adelantar la cosecha de maíz siempre tiene interesantes beneficios, pero más en esta campaña particularmente lluviosa, en la que pueden presentarse más problemas de logística que los habituales. Quienes hayan sembrado híbridos cortos DEKALB están muy bien posicionados para aprovechar esa posibilidad.

La historia climática de esta campaña ya muestra que se registraron muchos días nublados y lluvias por encima de los promedios, condiciones que podrían continuar hacia adelante. Este escenario puede profundizar las habituales dificultades de logística en el momento de la cosecha, durante el otoño, ya sea por problemas de piso en los lotes o por disponibilidad de máquinas, ocupadas en la trilla de la soja.

Teniendo en mente esta situación, Juan Cruz Wallace, gerente de Producto Maíz y Sorgo de DEKALB para Sudamérica, afirma que “es súper recomendable hacerle un seguimiento a los lotes para adelantar la cosecha todo lo que se pueda, sobre todo porque en la región templada, a partir de junio, la humedad del grano prácticamente no baja, lo que anula las ventajas de esperar a cosechar el grano más seco”

Dentro de su portafolio de productos, DEKLAB tiene los híbridos de ciclo corto 6910, 7010 y 7020, más cortos que la media del mercado, que ofrecen muy buenos potenciales de rinde y alta estabilidad.

Esa alta estabilidad genera que estos materiales, aún en condiciones de baja radiación y nitrógeno en el suelo (como sucedió en esta campaña), una vez que fijan los granos, los llenan, aunque la situación climática no sea la ideal.

En la importante región maicera ubicada en torno a Río Cuarto, Córdoba, por ejemplo, donde habitualmente se siembra entre la segunda quincena de noviembre y principios de diciembre, estos maíces permiten empezar la cosecha en marzo, antes que la soja.

“De esa manera, los productores simplifican la logística, tienen maíz temprano como oportunidad comercial y diversifican el riesgo con diferentes fechas de siembra, porque en esas zonas combinan este tipo de materiales con otros de ciclo más largo, como DEKLAB 7210, 7220, 7320 y 7310”, explica Wallace.

Estos híbridos pueden quedar para cosechar luego de la soja, generando un escalonamiento ordenado y eficiente, que facilita la logística y la comercialización.

 

 

Pero hay muchos ejemplos más de la utilidad que tienen los híbridos de ciclo corto DEKLAB. Uno de ellas se da en la provincia de Entre Ríos, donde hay un gran consumo de maíz a través de la industria avícola. Allí los productores tienen la posibilidad de sembrar en agosto y cosechar en diciembre.

Por su parte, en la provincia de Buenos Aires estos híbridos son los más recomendados para sembrar desde el 15 de octubre. Wallace explica que en esos casos “el productor termina cosechando en marzo, con entre 12% y 15% de humedad, lo que significa una gran oportunidad comercial, porque sale al mercado cuando todavía hay muy poco maíz y porque no tiene que pagar costos de secada”.

El especialista de DEKALB agrega que los materiales más largos de la marca tienen los mismos días de ciclo que la media del mercado y ratifica que, en conjunto con los cortos, conforman un interesante combo para armar una potente estrategia de siembra y comercial.

Wallace sostiene que “en campañas de menor riesgo climático esos materiales más largos se pueden cosechar hasta junio, pero en otras, como la actual, recomendamos adelantarla todo lo que se pueda”.

Finalmente, en los meses previos a la cosecha, el gerente de la marca recomienda hacer un seguimiento minucioso de los lotes, porque las condiciones climáticas de este año también pueden generar una importante presencia de enfermedades de fin de ciclo (EFC).

Como dice Wallace, “las EFC terminan impactando en caña, raíz y calidad del grano cosechado; por lo tanto no se puede arriesgar a perder entre 20% y 30% del stand de plantas por esperar para cosechar con un punto menos de humedad. Hay que hacer un seguimiento bien de cerca y, si hace falta, entrar temprano con la máquina”.

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