Juan Cruz Wallace analiza los números de la campaña 18/19

Juan Cruz Wallace, gerente de Maíz de DEKALB para Sudamérica, analiza a fondo los números de la campaña: 6,5 millones de hectáreas sembradas y rindes promedio de 80 qq/ha en zonas importantes. Afirma que los lotes sembrados en fechas tempranas se vieron muy favorecidos por las lluvias y aconseja qué tener en cuenta en plagas y enfermedades.

 

“Estamos atravesando una campaña para los cultivos de verano muy favorable, especialmente para el maíz”, adelanta Juan Cruz Wallace, gerente de Maíz y Sorgo para Sudamérica de DEKALB. Este especialista, licenciado en Biotecnología y que trabaja en la compañía desde 2002, lo dice basado en los relevamientos que muestran unas 6,5 millones de hectáreas sembradas (incluyendo las que se destinan a silo), que representan 200.000 más que en el ciclo pasado.

El área sembrada podría haber sido aún mayor, pero en algunas zonas los productores se encontraron con lluvias excesivas y temperaturas por debajo de lo habitual y tuvieron que pensar en otra estrategia productiva, reconoció Wallace.

Para aquellos que pudieron sembrar en fechas tempranas, augura que será una muy buena campaña, con altos rendimientos, sobre todo en el sur de las provincias de Santa Fe y Córdoba y norte de Buenos Aires. Quizá lo más complicado sea para quienes optaron por siembras tardías, ya que muchos se encontraron con problemas de anegamientos.

En este contexto, las estimaciones ya hablan de un promedio cercano a los 80 quintales por hectárea en Buenos Aires, Santa Fe y Córdoba. Es decir, unos 20 quintales más con respecto a la campaña pasada. El volumen general de la cosecha en Argentina se ubicaría, de esta manera, en unos 45 millones de toneladas, unos 15 millones de toneladas por encima del 2018.

Esta campaña es claramente diferente a la anterior. Así lo describe Wallace: “Cuando llueve mucho hay menos radiación, lavado de nutrientes del suelo y por eso las fertilizaciones nitrogenadas son muy difíciles de hacer. Además, lamentablemente, hay zonas anegadas que se van perdiendo. Pero será una campaña muy buena en general, aunque quizás no veamos muchos productores con récords de rendimiento”.

En cuanto a la sanidad del cultivo, en este ciclo hay una baja presión de plagas, como gusano cogollero, diatraea o barrenador, debido a que los períodos más lluviosos y de bajas temperaturas no favorecen demasiado la evolución y propagación de las poblaciones de insectos, resumió el gerente de Maíz de DEKALB.

Es muy diferente a lo que sucedió, por ejemplo, en 2016, cuando los productores en las zonas de alta presión de gusano cogollero (centro y norte del país) hicieron hasta tres aplicaciones de insecticida, mientras que en 2018 se hizo, en promedio, la mitad.

Además de las condiciones climáticas, Wallace agrega que los productores “desde la campaña 2016/17 empezaron a tomar conciencia de que la presencia de gusano cogollero y espodóptera era un problema creciente, lo cual los llevó a monitorear más los lotes y hacer aplicaciones de insecticidas, que es el manejo recomendado cuando se llega a los umbrales de daño. Así, en estas dos últimas campañas se combinó un mejor manejo con una baja presión de insectos y, en general, el daño no fue tan severo”.

Hacia adelante, hay que tener en cuenta otro aspecto importante en la evolución del cultivo, como la presencia de enfermedades. Hace algunas semanas se produjo una alerta temprana desde el INTA y otras instituciones por la presencia del insecto vector (chicharrita) del Mal de Río Cuarto.

“Para los productores que siembran DEKALB, el Mal de Río Cuarto no es un problema porque en general los híbridos de nuestro portafolio ofrecen una alta resistencia”, precisa Wallace. Más allá de eso, y a pesar de la alerta, la cantidad de lotes afectados por este problema fue relativamente bajo, agregó.

Así como generan una menor presión de plagas, las lluvias predisponen también a una mayor presencia de enfermedades de fin de ciclo, y en ese contexto pueden manifestarse la podredumbre de la espiga, la podredumbre de caña y problemas de raíz en los materiales susceptibles.

“Pero los híbridos de DEKALB recomendados específicamente para cada zona son tolerantes a las enfermedades de espiga; por eso decimos que es importante prestar atención a las indicaciones de los asesores técnicos de nuestros centros de servicio. El que eligió el híbrido correcto, no tendrá problemas”, confía el especialista.

Por las condiciones de alta humedad que están atravesando a la campaña, la roya puede ser una amenaza, aunque no tan severa, porque aparece de manera tardía en el ciclo del cultivo.

“Además, en aquellas zonas donde existe más presión de roya por las fechas de siembra, tenemos materiales específicos para que nuestros clientes no tengan problemas”, asegura el gerente de DEKALB.

Otra presencia no deseada podría ser el tizón, teniendo en cuenta, sobre todo, los maíces que se siembran en fechas tardías, como ocurre particularmente en las regiones centro y norte del país.

Pero Wallace indica que “nuestros materiales posicionados para esas zonas son los mejores en este tema. El tizón es uno de los pilares que tenemos en cuenta en el desarrollo de productos, porque se detecta cuando el daño está hecho. Nosotros recomendamos utilizar los híbridos apropiados para cada zona, que no van a requerir aplicaciones preventivas con fungicidas, como muchos hacen”.

Más allá de los números, de las plagas y de las enfermedades, Wallace deja una interesante recomendación general, sobre todo en un año llovedor como este: “Habría que tratar de adelantar la cosecha todo lo que se pueda y no esperar demasiado con el maíz en el lote”. 

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