Trabajando juntos para reforzar la sustentabilidad de la tecnología Bt

En el reciente congreso de AAPRESID en Rosario, la Asociación de Semilleros Argentinos organizó una charla para analizar este tema estratégico para la cadena maicera. Participaron expertos de la entidad anfitriona, de AACREA y AAPPCE. Qué plagas son las que más preocupan, qué detalles hay que tener en cuenta… un informe a fondo.

 

Está claro que hacer refugios cuando se siembra maíz Bt es fundamental para la sustentabilidad de esta biotecnología. Sin embargo, aún son pocos los productores que utilizan esta práctica y, en muchos casos, quienes la usan no lo hacen de manera correcta.

Por eso, durante el Congreso de AAPRESID, que se llevó a cabo en Rosario, se abordó a fondo esta temática en la charla “El trabajo en red para preservar la tecnología Bt”, que organizó la Asociación de Semilleros Argentinos (ASA).

Lucas Cazado es asesor técnico del Movimiento CREA y coordinador del proyecto plagas en esa entidad. Fue él quien describió la realidad a la que se vienen enfrentando los productores en diferentes regiones del país en las últimas campañas, respecto de tres orugas clave para el maíz.

Se trata de Diatraea saccharalis (el barrenador del tallo), Spodóptera frugiperda (la oruga militar tardía) y Heliothis zea (la isoca de la espiga).

El técnico se centró en la oruga militar tardía, el insecto que está presentando los mayores niveles de severidad, según los datos que recolecta la red de CREA en 110 sitios de análisis.

“Desde el centro del país hacia el norte, y por causas asociadas a la temperatura y humedad, los refugios están sometidos a una mayor presión de la plaga respecto de lo que sucede desde el centro hacia el sur”, dijo Cazado.

En este contexto de aumento de la severidad de ataque, la práctica de los refugios se vuelve una decisión ineludible, más considerando la importancia que representa mantener una parte de la población de la oruga susceptible a los genes de resistencia que porta el maíz Bt.

De acuerdo a una encuesta interna que hizo el Movimiento CREA sobre más de 900 empresas agrícolas, y que Cazado presentó, hay un 60% que hace correctamente el refugio.

Sin embargo, el relevamiento precisa que hay otro 40% que falla en una o más de las variables clave para hacerlo.

En ese punto, el asesor destacó que el refugio tiene sentido si se cumple con cada uno de sus requerimientos, que son los siguientes:

• 10% de la superficie sembrada total de maíz debe tener maíz convencional;

• Debe haber menos de 1.500 metros de distancia entre las áreas Bt y las no Bt;

• Y ambas áreas tienen que estar sembradas en la misma fecha.

Otro de los profesionales que participó de la charla fue Ramiro Oviedo Bustos, referente de la Asociación Argentina de Protección Profesional de Cultivos Extensivos (AAPPCE).

 

Oviedo Bustos reconoció el creciente problema que significa la oruga militar tardía en maíz y aseguró que se agrava en la medida que se atrasa la fecha de siembra.

“La primera medida preventiva que hay que tener en cuenta es sembrar con bajas presiones de la plaga y temprano, ya que crecen las posturas de las hembras adultas desde la primavera hasta mitad de febrero”, explicó.

Otro de los temas sobre el que advirtieron ambos técnicos tiene que ver con que los productores no monitorean ni el área con Bt ni los refugios, para conocer los niveles de daño de la plaga.

También les preocupa que en las últimas dos campañas haya un solo ingrediente activo, las diamidas, que se usan como herramienta de control principal cuando se supera el umbral de resistencia de los maíces Bt.

Tanto la primera cuestión como la segunda no favorecen un buen manejo del problema, indicaron.

Finalmente, por AAPRESID participó su gerente técnico Martín Marzetti, quien comentó que la reconocida entidad realizó una interesante encuesta entre sus asociados sobre refugios en maíz.

El especialista precisó que los datos forman parte de un trabajo que realizan en conjunto con ASA y que mostraron que “en la campaña 2017/18 el 48% de los encuestados sembraron híbridos no Bt como refugio, mientras que en la campaña 2018/19 este número ascendió al 85%”.

¿Por qué no hicieron refugio el resto de los encuestados? Según ellos, hacer refugio traba la operatividad de los equipos de siembra, genera una sobrecarga de tareas y dificultades para el monitoreo, entre las causas más importantes.

Los datos también indican que apenas 58% de los productores monitorea el maíz Bt y el refugio, un 5% sólo monitorea el refugio, 10% lo hace solo con el Bt y un 27% directamente no monitorea ninguno.

Estos datos que aportó Marzetti y las reflexiones del resto de los panelistas mostraron claramente que hay mucho para mejorar en el cuidado de la tecnología Bt para asegurar su sustentabilidad.

Las experiencias compartidas demuestran que aún tenemos grandes desafíos para que las buenas prácticas para el cuidado de las tecnologías Bt, con el cumplimiento del REFUGIO como la más importante, se transformen en habituales para todos los productores.  También demuestran que el trabajo en red y en conjunto es una muy buena forma de concientización para el logro de nuestro objetivo común: alargar la vida útil de un importantísimo componente del sistema: la tecnología Bt.

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